ALMOGIA, Y LA TORRE DE LA VELA
Hoy mi blog irá dedicado a Almología, este pueblo pertenece a la provincia de Málaga y esta situado en los llamados Montes de Málaga. Las tierras están bañadas por el río Campanillas y los arroyos de Cauche y de los Olivos. La historia de este municipio comienza casi en la prehistoria con la aparición de varias pinturas rupestres, también se han encontrado vestigios turdetanos, romanos... pero no es hasta la dominación musulmana cuando se cree que se creó el núcleo de población actual alrededor de su castillo, del que actualmente sólo quedan unos restos de una de sus torres (La Torre de la Vela). El nombre proviene del árabe y quiere decir la "hermosa", fue importante lugar estratégico durante la época musulmana hasta que en 1487 la villa es entregada a la Reina Isabel. En 1570 los moriscos son expulsados en la famosa rebelión y sus tierras repobladas por cristianos de Tebas y Antequera. Durante la guerra de la Independencia tanto el castillo como la villa fueron destruidos. Tras la parada de mi primer café de la mañana, en uno de los bares del pueblo, empecé a caminar por aquellas cuestas que al principio no me decían nada en particular pero a medida que me adentraba en el municipio, siguiendo aquel camino árabe-santiago, más me gustaba lo que veía, y es que Almogía son de estos lugares que al principio no te gustan y luego te sorprenden. Las primeras opiniones eran la de una villa de grandes y medias cuestas, casas de cuerpos blancos y dos pisos decoradas por antiguos tejados coloniales. Caminando llegué a la primera y única iglesia, un edificio de estilo renacentista, con un campanario de planta cuadrada, dos cuerpos, ocho vanos rematados por un tejado con tejas. la portada de la iglesia presenta dos pilastras, un arco de medio punto, friso, en la segunda línea encontramos dos pilastras rematadas por dos pináculos en forma de cruz y un tímpano con una ventana, en la tercera línea tenemos dos pilastras y otro tímpano más pequeño con una ventana en forma de hornacina. A medida que iba en dirección hacia la Torre de la Vela, todo lo que allí veía me encantaba, el pueblo se hacía cada vez más estrecho, más laberíntico, a un lado y a otro interminables calles blancas ponían en duda que dirección debía tomar, fue en una de esas esquinas donde el destino hizo que llegara a una vivienda toda ella decorada con macetas, botijos de mil colores, tejas decoradas y todo ello abrigadas del invierno por un manto verde de hojas infinitas. Más adelante a mis pies se abrió un camino serpenteante que llevaría a lo alto del pueblo donde reina y vigila la famosa torre, caminaba, caminaba y el pueblo cada vez se hacía más diminuto y así hasta llegar a mi objetivo. Sola y herida por el tiempo y la guerra me saludo la torre, el único vestigio en pie, testigo mudo de la historia del pueblo. Vigía milenario que aguantaba por los siglos, huérfana de seis hermanas y única heredera de aquellas tierras. Dejé la torre atrás y me encaminé alas entrañas del pueblo, a su verdadero centro y debo reconocer que me sorprendió, me recordó al centro de Conil, en la provincia de Cádiz. Una plaza en forma romboide y de suelo de mármol se abría a mis pies, el sol de Febrero acariciaba el reloj del ayuntamiento, mientra varios jubilados de cabello plateado hablaban al lado de una fuente de estilo barroca, con azulejos vidriados que contaban escenas de la vida cotidiana de la villa, al fondo un arco de medio punto invitaba al turista a seguir aquella cuesta, su ubicación al lado del edificio neoclásico, que es hoy día la casa consistorial, lo hacían aún más bello, todo a mi alrededor me gustaba, era como una postal típica del Ifema. Almogía presenta una morfología irregular, característica de estos pueblos, es un lugar muy bonito, lleno de historia, cultura, tradiciones y gastronomía, un lugar que recomiendo visitar e incluso quedar alguna noche, un sitio único en la sierra de Málaga. Para más información; http://www.almogia.es/es/index.html
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