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jueves, 13 de julio de 2017

PATAN, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Hoy mi blog estará dedicado a este Patan, una pequeña ciudad de Nepal situada en el Valle de Katmandú, a orillas del río Bagmati, en el distrito de Lalitpur. Se cree que la población de Lalitpur fue fundada en el siglo III d.C. por la dinastía Kirat, y más tarde fue expandida por los Licchavis en el siglo VI. Después sería ampliada por los Mallas durante la época medieval. Existen muchas leyendas que hacen referencia a su nombre. La más popular es la leyenda del dios Rato Machhindranath, quien fue llevado al valle desde Kamaru Kamachhya, localizado en Assam, India, por un grupo de tres personas representando tres reinos del valle de Katmandú. Una de de esas personas fue llamada Lalit, un agricultor que llevó al dios Rato Machhindranath todo el camino desde Assam. Se dice que Lalitpur fue fundada por el rey Veer Deva en el año 299 d.C., pero hay cierta unanimidad entre los académicos de que Patan era una ciudad bien establecida y una ciudad desarrollada desde la antigüedad. Mi visita a esta ciudad comienza desde el centro de katmandú, es un paseo de unos 30 minutos y es que las dos ciudades están juntas. Durante el trayecto podrás ver la maneras maneras y costumbres un poco chocante que tienen los nepalíes. Un paseo donde verás mucha pobreza, suciedad, trabajadores en condiciones precarias y un país que a duras penas se levanta del terremoto. La mayoría de los templos que vas dejando atrás, están medio destruidos, a causa del último terremoto, abandonados y sucios. Al llegar a la ciudad y tras cruzar un puente en ruinas, una estructura en forma de cartel te avisa que has llegado a Lalitpur, unos dos kilómetros más adelante, un enorme arco de color de blanco, con ojos y dragones te indica que comienzas a introducirte de verdad en el lugar. Me llama mucho la atención que durante mi recorrido veo varios monumentos bajo rejas, es decir, ante mí y sus dioses se antepone una especie de jaula. A pocos metros del lugar una especie de lago, con aguas fecales, decora la plaza bajo la triste mirada de varios monumentos caídos, justo al lado varios ancianos juegan a un juego parecido al parchís, sobre una alfombra. A pesar de la suciedad y del aspecto tercermundista del lugar, sus gentes siguen hacia delante, una boda me llama la atención, la novia estaba llena de joyas y de oro, me recordaba a las bodas gitanas, con la única diferencia, que estos salían de un templo dedicado a Danesa. En aquellas calles varios monumentos salían a mi paso; templos custodiados por sendos leones de afilados colmillos, estupas, e incluso enormes tridentes hacían acto de aparición. Y tras varios minutos caminado por aquellas calles laberínticas llegué a la Plaza Durbar de Patan. Es increíble, es uno de los lugares más bonitos que he visitado, antes de comenzar la visita me hice una foto obligatoria desde una azotea cercana, repleta de turistas y de falso guías que intentan sacarte un poco de dinero. Antes de la visita, tienes que sacar una especie de pase, para poder visitar la plaza. The tourist pass es para diferenciar a los turistas del resto de la población y lo debes llevar colgado al cuello, los demás lugares son gratis excepto el museo. Al llegar a la plaza estás en otro mundo, rodeado de una arquitectura extraña a tus sentidos, templos, pagodas, estatuas... todo envuelve tu alrededor. Los monumentos a pesar del terremoto se mantienen bien y están mejor conservados que en la capital. La plaza está adornada con conductos de agua, surtidores de piedra, Jaladroni (depósitos de agua), puertas talladas artísticamente, templos hindúes y templos budistas. El patrimonio cultural construido, como el palacio real, realzan la belleza de la ciudad con sus exquisitas puertas de madera talladas, sus ventanas, sus bellos patios adornados con exquisitos adornos. Se han encontrado piezas de arte en piedra, metal o terracota, y diversos objetos. Me encantaron algunos edificios con una estructura singular, edificios con tres plantas llenos de columnas a modo de claustro coronado con una cúpula, pagodas... algunos construidos en madera y ladrillo, tenían unas escaleras para acceder e él vigilados por leones, monos y otros seres. Los tejados y los techos de las pagodas eran espectaculares, en madera y con miles de adornos, toda una obra de arte. En frente de cada templo se alzaba una especie de obelisco, que en lugar de terminar en punta terminaba en un ser con forma humanoide con bigote y alas. Casi todos los edificios de la plaza terminaban en cúpulas, no eran tan cilíndricas como las del arte occidental, presentaban otra estructura. En otros habían arcos donde se encontraban tallados varios de sus dioses. También se pueden encontrar algunas lapidas y multitud de palomas. La plaza del palacio, y la residencia de los gobernantes Malla del estado de Patan que ahora acoge a un museo son los lugares más bonitos de la plaza.

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