Hoy mi blog irá dedicado a Nagoya. Nagoya (名古屋市 Nagoya-shi?), es la cuarta ciudad más grande de Japón. Localizada en la costa del Pacífico en la región de Chubu, en el centro de la isla de Honshū, es la capital de la prefectura de Aichi. La ciudad fue fundada el 1 de octubre de 1889, y fue destruida en su totalidad durante los bombardeos de 1945.
En septiembre de 2012, la ciudad tiene una población de alrededor de 2 266 693 habitantes, con una densidad de 6940 hab/km² en una superficie de 326 km².
A las seis de la mañana amanecí en el aeropuerto de Narita, tras desayunar, me esperaba una odisea por delante...Como me monté en los trenes más baratos, me tocó casi cuatro horas de tren y varios intercambios antes de llegar a Nagoya.
Al llegar a la ciudad, harto de trenes, lo primero que hice fue preguntar donde estaba mi hotel, la estación era enorme y estaba en un centro comercial también gigantesco rodeada de rascacielos. Preguntando me mandaron al metro, mi destino estaba muy cerca a tan sólo una parada. Al llegar observé que la ciudad era muy joven, avenidas amplias y enormes rascacielos. En una de sus esquinas perdido, entré en una tienda Family Mark yt me dijeron donde estaba mi hotel.
Este estaba al otro lado de donde me encontraba, pero no fue tan fácil encontrarlo, al final me ayudó un hombre que allí había. El hotel era un tres estrellas y por primera vez en todo el viaje, estuve en uno de verdad, con su recepción y todo. Mi habitación era un poco chica y olía a tabaco, pero bueno en peores cosas he dormido.
Tras dormir una siesta y almorzar, me bajé a visitar la ciudad, la tarde estaba gris y sin saber donde ir me dejé llevar...andando andando llegué a la estación de tren, rodeada de enormes rascacielos, llenos de neones, gentes por todos lados, centros comerciales... Estaba muy aburrido y decidí comprar los billetes del Shinkansen, que me costaron 70€ hasta Tokyo.
Después de comprar los billetes, salí de la estación hacia la calle Sakura, luego Denmacho hasta Nakanomachi donde se encuentra el hotel.
A la mañana siguiente lo que me tocaba era visitar el museo Toyota y el Palacio Imperial, tras desayunar fui camino de la estación de tren, para seguir luego hasta el museo que se encontraba a unos 2 kilómetros de mi hotel. Una vez en la estación de tren, seguí todo recto por la calle Meieki Dori, y a unos cuarenta y cinco minutos andando llegué a una esquina la cual tenía un cartel indicando el museo.
El museo Toyota, está situado en la antigua fabrica de su fundador, la visita comienza en la sala de telares y es que Toyota o Toyoda nació haciendo telares, esta sala es enorme con miles de máquinas trabajando, las hay de todas las épocas y te van contando la historia. Al final de la nave está el famoso robot blanco de Toyota con una trompeta que a ciertas horas hace su espectáculo. Tras esta nave se encuentra la de automoción y por la que Toyota es conocido. lo primero que ves es una maqueta a tamaño real del primer coche que hizo este hombre en 1928. Saber que al principio este no era Toyota era Toyoda. Tras esta maqueta viene el espectáculo, una enorme nave, jamás había visto algo parecido en cuento a automoción, delante mía se extendían miles de metros cuadrados de exposición...coches modernos, de época, desmontados, arrugados con los test de seguridad, en cadena de producción, se exponían también todas las partes del coche, dirección, frenos, distribución, alimentación, chasis, sistema de escape, admisión, seguridad, interior, salpicadero, cuadros de mando, arranque, estabilidad, luces, faros...y todo era interactivo, para mi fue como estar en un parque de atracciones. Allí una de las japonesas, me enseñó varios coches e incluso el Toyota Celica de la época.
Luego también había una parte donde te mostraban como se hacían piezas como el cigueñal, árbol de levas, fundición de materiales, bloque...
Después de varias horas de visita, salí del museo dirección Palacio Imperial, como punto negativo al museo Toyota, decir que habían muy poco coches.
Para más información http://www.toyota.co.jp/Museum/english/
Tras la visita me fui camino a buscar el Castillo de Nagoya, que estaba a unos treinta minutos andando, antes hice una parada para comer algo. Seguí todo recto por la calle del museo hasta llegar a Kikunoo Dori, desde esta cruzas un puente y llegas al recinto, antes de llegar al castillo, cruzas una enorme puerta donde compras la entrada, luego ves una enorme esplanada de arena rodeada de árboles y vegetación, allí me encontré con un grupo de japoneses que iban detrás de unos peculiares personajes disfrazados de caballeros y samurais... unos de ellos me llamó y me hice un vídeo con él, recordáis ese en el que salgo con un hombre disfrazado con un paraguas y dice" mi castillo es tu castillo".
Después del vídeo y la foto, fui a visitar el castillo que se encontraba un poco escondido, antes de entrar vi a un mago hacer juegos de magia a unos que estaban afuera.
Tras esto visité el castillo, que tenía cinco plantas, este había sido reconstruido después de los ataques de 1945, en él nada destacado, sólo alguna armadura, y poco más la verdad que poco me gustó, lo único la parte de arriba desde donde se veía toda la ciudad.
Después de la visita crucé de nuevo toda la ciudad hasta el hotel donde me tomé un baño y una buena siesta. Al terminar esta, hice un poco de ejercicio y a visitar un barrio famoso de la ciudad, el barrio de Osu, para ello salí del hotel en dirección de la calle Fushimi Dori, luego crucé el parque donde está el museo de la ciencia y un poco más a delante este barrio. El barrio estaba compuesto de galerías comerciales, como las que había visto por todo Japón, llenas de bares, restaurantes y ropa. Tras un paseo por estas galerías, llegue a una calle céntrica llena de tiendas caras y baratas, también había los típicos centros comerciales hacia arriba, la calle me llevó hacia el barrio de Shinsakaemachi, al llegar a su esquina vi entre los pisos la torre de la televisión iluminada, tipo torre eiffel, al otro lado de la carretera había una noria sobre un edificio, en la cual me monte por un Euro, en ella vi una panorámica espectacular de la ciudad de Nagoya, tras la vueltecita, fui al un parque muy cerca de allí, se llamaba Central Park, donde mientras degustaba mis patatas Pringles con miel, observaba la torre de la televisión era un espectáculo único...Sin palabras. Luego al lado había una estación de metro o de bus, pero la estructura en la cual estaba era increíble, es una especie de hoja gigante suspendida en aluminio, pero cuando subes ves un mar de púrpura, hay una piscina arriba iluminada con neones de colores y al fondo la torre de la televisión, fue una de las visiones más bonitas que he visto en mi vida. El lugar se llamaba, Oasis Nagoya.
Tras el espectáculo, volví al hotel que se encontraba un poco lejos, seguí por la calle Nishiki Dori hasta Fushimi Dori y de ahí al hotel.
Al día siguiente cuando desayuné, preparé la maleta pues era mi último día allí. Hoy tocaba visitar en museo JR, el cual se encontraba fuera de la ciudad y al que se llega cogiendo un tren directo hasta el puerto de Nagoya, al bajar del tren lo que veo es un enorme edificio con un tren afuera, luego hay un puente que se parece al de Cádiz y al lado una capilla cristiana. Al entrar y pagar la entrada, te das de narices con tres enormes trenes, la verdad que me impresionó, había un tren antiguo, el Shinkansen y el Maglev MXL01.
Tras ver estos enormes monstruos pase a otro pabellón este me impresionó aún más, allí se encontraban los trenes más impresionantes del mundo, me encontraba delante de: el Shinkansen serie 0, es decir el primero de la década de los 60, el serie 100, el serie 300, el serie 700 que es el que actualmente se utiliza. Todos ellos en tamaño real, y se pueden visitar, también puedes hacerte una foto conduciendo el serie 700. La verdad que me encantó. Luego había un simulador del Maglev y un simulador del Shinkansen. También habían exposiciones y lugares para los niños. La verdad que merece la pena llegar hasta aquí, os lo recomiendo. Tras la visita y de nuevo en la estación de Nagoya, me dispuse a comer, comprar algunos regalos y de camino de nuevo al hotel, para recoger la maleta.
Sobre las tres de la tarde, llegué de nuevo a la estación con la maleta, mi tren salía a las cinco, así que tuve tiempo de deleitarme con los japos. A la cinco en punto llegó el Shinkansen o tren bala, este tren para mi tiene más cosas negativas que positivas, para empezar cero de seguridad, luego no tienes los sillones enumerados, no tiene el orden que tenemos en el Ave y no supera los 300 km/hora. Lo positivo es muy amplio y mantiene los 285 km/hora en las curvas y súper puntual. Sobre las ocho de la noche llegué a Tokyo, poniendo punto y final a mi viaje a Japón.
Adoro esta tierra, tan diferente a nosotros que cada metro que veía me encantaba, simplemente son la ostia y son de otro mundo.
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