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domingo, 7 de febrero de 2016

VALLADOLID, DONDE CRISTOBAL COLÓN MURIÓ

Hoy mi blog irá dedicado a Valladolid. Valladolid es un municipio y una ciudad española situada en el cuadrante noroeste de la península ibérica, capital de la provincia de Valladolid y sede de las Cortes y la Junta de la comunidad autónoma de Castilla y León. Cuenta, según los datos del INE de 2015, con 303 905 habitantes, siendo el 13.er municipio más poblado de España y el primero de todo el noroeste español. Por su parte, el área metropolitana de la ciudad, conformada por 23 municipios, es la 20.ª de España, con una población de 414.281 habitantes (INE 2013). Tiene un área de influencia socio-económica directa de más de 700.000 personas, distando solamente 39 km a Palencia y otros municipios importantes. Aunque existen indicios de asentamientos pertenecientes al Paleolítico inferior, y yacimientos vacceos y tardorromanos, Valladolid no tuvo una población estable hasta la repoblación de la cuenca del Duero, cuando Alfonso VI entregó a su valido Pedro Ansúrez su señorío, en 1072. Durante la Edad Media fue sede de la corte de Castilla siendo dotada de ferias y Fuero Real y de distintas instituciones como Iglesia Colegial (elevada a rango de Catedral en 1595), Universidad, Real Audiencia y Chancillería o Casa de la Moneda. Carlos I hizo de Valladolid capital política y fue posteriormente, entre 1601 y 1606, capital del Imperio español hasta que esta función pasó definitivamente a Madrid. A partir de entonces se inicia un periodo de decadencia hasta la pujanza de la industria harinera y la llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX a cuyo amparo aparecen los primeros establecimientos siderúrgicos y la circulación del capital dando lugar en 1857 a la creación del Banco de Valladolid. En 1854 se funda El Norte de Castilla, decano de la prensa diaria española. Tras la posguerra, la ciudad experimenta un importante cambio, debido a la instalación de industrias automovilísticas y de otros sectores. En Valladolid San Fernando fue proclamado rey de Castilla y se casaron los Reyes Católicos, nacieron Enrique IV, Felipe II, Felipe IV y Ana de Austria, reina de Francia, Magallanes firmó las capitulaciones de la primera circunnavegación del mundo y murió Colón. En la ciudad castellana Cervantes terminó de escribir El Quijote y también escribió Quevedo. Además establecieron sus talleres los más grandes imagineros y orfebres del Renacimiento hispano. Conserva en su casco antiguo un conjunto histórico compuesto por palacios, casas nobles, iglesias, plazas, avenidas y parques, junto con un patrimonio museístico en el que destacan el Museo Nacional de Escultura, el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano o el Museo Oriental, así como las casas-museo de José Zorrilla y de Cervantes. Entre los acontecimientos que cada año se celebran en la ciudad destacan su Semana Santa, la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), la Feria Internacional de Turismo de Interior (INTUR), Pingüinos, el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas "Ciudad de Valladolid" o el Festival de Teatro y Artes de Calle (TAC). Su estratégica posición y comunicación a través de una amplia red de autovías, alta velocidad (AVE), ferrocarril convencional, aeropuerto, y su carácter de nodo logístico en el Corredor Atlántico europeo, seguirán permitiendo su especialización como polo industrial de Castilla y León. Sobre el origen del nombre hay varias teorías pero poco evidencia. Una teoría afirma que en la época andalusí se llamó Balad al-Walīd بلد الوليد, que significa "puebla de Walid"en alusión quizá al califa omeya Walid I, que gobernaba el Imperio islámico en el momento de la conquista árabe. Relacionadas con esta, existen también las etimologías Valledolit, Vallis Oleti o Valle de Olit, un árabe que supuestamente poseía la ciudad;. Otro posible origen pudiera ser Vallis olivetum; es decir, Valle de los Olivos, aunque dado el clima con fríos inviernos y con frecuentes heladas entrada ya la primavera que tiene la ciudad no es muy probable que hubiera gran cantidad de olivos en la zona. Otra teoría, más aceptada que las anteriores, afirma que el origen de la palabra proviene de la expresión celta Vallis tolitum (Valle de Aguas), ya que por la ciudad pasan el río Pisuerga y el río Esgueva, que antes de su canalización, en el siglo XIX, se extendía por varios ramales. Otra teoría, y esta más probable, es por el gentilicio vallisoletano, que se cree que proviene de valle del sol o valle soleado; en la Edad Media era llamada Vallisoletum. Hay indicios datables en el Paleolítico Inferior, esencialmente Achelense, recogido en superficie en las terrazas cuaternarias del río Pisuerga, en Canterac (que actualmente es un gran parque situado a las afueras); pero no se puede decir que la ciudad tuviera una ocupación estable hasta la Edad Media, que es posiblemente cuando surgió el topónimo que le da nombre. Los asentamientos posteriores en la actual provincia de Valladolid datan de épocas prerromanas, existiendo en la zona yacimientos de pueblos vacceos, que fueron pobladores de cultura muy avanzada, y, como el resto de pueblos célticos, llegaron a la península procedentes del norte de Europa. El máximo exponente de esta cultura en las cercanías, que fue arrasada por los romanos, es Pincia (Pintia), en la actual localidad de Padilla de Duero. Durante años, se creyó que Valladolid era la antigua Pincia, hasta que las excavaciones arqueológicas demostraron la verdadera ubicación de la ciudad vaccea. En varias zonas del casco antiguo de la ciudad han aparecido restos de época romana: junto a la Iglesia de la Antigua aparecieron evidencias constructivas de una villa de cierta entidad (siglos I-III), así como en las calles Angustias, Arribas, Juan Mambrilla y en las del Empecinado y Padilla, donde se tiene constancia de la aparición de varios mosaicos romanos. También ha habido hallazgos en puntos periféricos de la ciudad; en los alrededores del Monasterio de Nuestra Señora de Prado se descubrió en los años 50 otra villa: la Villa romana de Prado, la cual acoge un amplio conjunto arquitectónico residencial, acompañado de mosaicos. De hecho, un gran mosaico de mármol y caliza, el Mosaico de los cantharus (datado en el siglo IV), preside el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León (depositado por el Museo de Valladolid). Repoblamiento y expansión El lienzo María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid, que se encuentra en el Salón de Sesiones del Congreso de los Diputados, representa un momento de las regencias que María de Molina tuvo que afrontar desde Valladolid, ante las sucesivas minorías de edad de su hijo Fernando IV y nieto Alfonso XI. A su muerte dejó la tutoría del joven Alfonso XI en manos del Concejo de la ciudad. La ciudad fue liberada del dominio musulmán en el siglo X, cuando Alfonso III de Asturias consolidó la frontera del Reino de Asturias hasta el Duero pasando a formar parte del Condado de Castilla. En el siglo XI, durante la repoblación de la Meseta, el rey Alfonso VI de León y Castilla encargó al conde de Saldaña y Carrión, Pedro Ansúrez, y a su esposa, doña Eylo Alfonso, el poblamiento y expansión del primitivo núcleo agrario, que ya existía y se organizaba mediante Concejo abierto. Alfonso VI otorgó el señorío de la misma al conde en 1072, fecha a partir de la cual se produjo el crecimiento de la ciudad. Éste hizo construir un palacio para él y su esposa, doña Eylo, que no se conserva. También edificó la Colegiata de Santa María (lo que le otorgó el rango de villa) y la iglesia de La Antigua. En 1208, el rey Alfonso VIII de Castilla la nombró ciudad cortesana y en 1255 Alfonso X le otorgó el Fuero Real. Tras la temprana muerte de Enrique I de Castilla, nacido en Valladolid, y la abdicación de su madre, Fernando III el Santo fue proclamado en 1217 rey de Castilla, en acto realizado en la Plaza Mayor de Valladolid. Durante los siglos XII y XIII Valladolid experimentó un rápido crecimiento, favorecido por las ferias y privilegios comerciales otorgados por los monarcas Alfonso VIII y Alfonso X El Sabio. Durante estos siglos, la ciudad servía ocasionalmente como residencia real y sede de las Cortes. El primer Alcazarejo fue transformado en Alcázar Real, y la reina María de Molina, reina y regente de Castilla, se hizo edificar un palacio y estableció allí su residencia en torno al 1300. En 1346, el Papa Clemente VI otorgó la bula que permitió el paso del Estudio Particular vallisoletano, existente desde la segunda mitad del siglo XIII, a Estudio General o Universidad. Juan II de Castilla se crió y murió en Valladolid habiendo reinado desde esta ciudad de la que diría que es "la villa más notable de estos mis regnos e aun fuera de ellos". Este rey fue sepultado en la Iglesia de san Pablo, hasta el traslado definitivo de sus restos a la Cartuja de Miraflores. En 1425 nacía Enrique IV de Castilla en la desaparecida Casa de las Aldabas de la calle de Teresa Gil. En 1453 Álvaro de Luna, todopoderoso valido de Juan II, es juzgado, condenado y finalmente decapitado en cadalso público en la plaza Mayor. El 7 de diciembre de 1453 se firmó en la ciudad la Concordia de Valladolid, poniendo paz entre Juan de Navarra (futuro rey de Aragón) y su hijo Carlos de Viana. El 19 de octubre de 1469 Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (que sería Fernando II de Aragón) celebraron su matrimonio secreto en el Palacio de los Vivero (luego emplazamiento de la Real Audiencia y Chancillería), y pasaron su luna de miel en el Castillo de Fuensaldaña. Ya en 1481 contaba Valladolid con imprenta, situada en el Monasterio de Prado, de la Orden de San Jerónimo, y bajo los Reyes Católicos la ciudad vivió una etapa de gran dinamismo universitario, que culmina en la creación de los Colegios Mayores de Santa Cruz (por el Cardenal Mendoza) y San Gregorio (por Fray Alonso de Burgos), lo que hizo de Valladolid uno de los semilleros de la burocracia moderna. En 1489 se estableció definitivamente el tribunal de Chancillería, y en 1500 el de la Inquisición, para juzgar actos de herejía, dando lugar a la celebración de los Autos de Fe. En 1506 murió en Valladolid Cristóbal Colón, y fue enterrado en la ciudad, en el desaparecido convento de San Francisco. Otro navegante, Magallanes, firmó en Valladolid las capitulaciones con el rey Carlos I de España, antes de iniciar su ruta occidental hacia las Indias, el 22 de marzo de 1518. En 1509 nace en Valladolid Juan de Aragón y Foix, único hijo de Fernando el Católico y su segunda esposa Germana de Foix, que murió a las pocas horas de nacer. En 1527 nació en Valladolid el futuro Felipe II. Aunque en 1559 sería el artífice de la mudanza de la corte, aún príncipe vivió en esta ciudad su primer matrimonio con María Manuela de Portugal y el nacimiento de su primogénito Carlos. Durante sus ausencias de España, sus hermanas María y Juana detentarían la regencia desde Valladolid. Tras el enorme incendio de 1561, el rey se implicó personalmente en la reconstrucción del centro urbano. Concedió a su villa natal el título de Ciudad y consiguió del Papa la creación de una diócesis propia. En 1518 las Cortes de Castilla, reunidas en Valladolid, juraron como Rey a Carlos I. Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla, el incendio de Medina del Campo provocó el levantamiento de Valladolid y, tras la derrota comunera en Tordesillas, los rebeldes comenzaron a reagruparse en la ciudad, donde se estableció la Junta. Tras la victoria del emperador, y el perdón a los sublevados exceptuando sus cabecillas, Valladolid se convirtió en una de las capitales del Imperio español de Carlos I de España y V de Alemania, cobrando gran importancia política, judicial y financiera. El 21 de mayo de 1527 nació el futuro rey, Felipe II, en el Palacio de Pimentel. La célebre Controversia de Valladolid tuvo lugar en 1550 y 1551 en el Colegio de San Gregorio y enfrentó dos formas antagónicas de concebir la conquista de América, representadas por Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. Aquel debate se considera hoy pionero y una vital aportación en la Historia a la construcción de los Derechos humanos. Su resultado fueron nuevas ordenanzas que regulaban las conquistas, la creación de la figura del defensor de indios y un notable impulso del "derecho de gentes". En 1559 se celebrarón los Autos de fe de mayo y octubre, famosísimos por su severidad. En 1561 la ciudad fue arrasada por un enorme incendio, tras el que Felipe II se comprometió a reconstruir la ciudad, dotándola de la primera Plaza Mayor regular de España. Este rey concedió también a su villa natal el título de Ciudad el 9 de enero de 1596 en virtud de una Real Provisión,19 y consiguió del Papa Clemente VIII la creación de una diócesis en 1595 (elevada a archidiócesis en 1857). Proyecto de Juan de Herrera (según reconstrucción ideal de Fernando Chueca Goitia) para la cuarta Colegiata de Valladolid, elevada a rango de Catedral en 1595. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús coincidieron en Valladolid cuando la religiosa llegó a fundar en 1568 el primer convento de la reforma de la Orden del Carmen que habitó durante un tiempo. También Fray Luis de León, que ya había pasado con su familia años de infancia en Valladolid, fue puesto preso en 1572 en las cárceles del Santo Oficio de la ciudad, para hacer frente a un proceso inquisitorial por cuestionar la forma tradicional de entender la Teología. Los más insignes imagineros del Renacimiento español, Alonso Berruguete, Juan de Juni o Gaspar Becerra, establecieron sus talleres en Valladolid a su llegada de Italia. Del deseo del Reformismo Ilustardo, sus entidades culturales y Sociedades Económicas de Amigos del País, de embellecer las ciudades y sus accesos, racionalizar su urbanismo y devolver al hombre a la naturaleza, surgen proyectos como este plano de ordenación urbanística y plantación de negrillos en el Campo Grande de 1787. Iniciativas similares surgieron para el Paseo y Plantío de las Moreras y el Paseo y Plantío de Floridablanca. En 1601, a instancias del valido del rey Felipe III de España, el Duque de Lerma, se trasladó de nuevo la corte a Valladolid, pero se volvió a mudar en 1606. Durante este tiempo nacieron el futuro Felipe IV, y su hermana, Ana de Austria, que sería reina de Francia y madre de Luis XIV. Cabe reseñar que en este periodo llegó, en misión diplomática, el artista Peter Paul Rubens y Cervantes publicó su primera edición del Quijote, en 1604. También residieron en la ciudad Quevedo y Góngora, y la gran gubia del barroco Gregorio Fernández. La pérdida de la Corte supuso un gran cambio para la ciudad, que sufrió un grave proceso de decadencia,20 sólo mitigado a partir de 1670 con la implantación de talleres textiles que anuncian la industrialización posterior. La segunda boda del rey Carlos II, con Mariana de Neoburgo, se llevó a cabo en 1690 en la iglesia del Convento de San Diego, dentro del conjunto del Palacio Real de Valladolid. Durante la Guerra de Sucesión Española, la ciudad tomó partido por Felipe V de España. En la segunda mitad del siglo XVIII, la Ilustración apareció en Valladolid de una forma muy tímida, aunque influyente. Así, se arbolan espacios de la ciudad como Las Moreras, se protegen y estimulan las manufacturas, se alienta el saneamiento urbano, se empiedran calles e intentan racionalizar los vertidos de basuras. El semanario de ideología ilustrada Diario Pinciano, sale a la luz en 1787. Se crearon la Real Academia Geográfico-Histórica de los Caballeros, la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción en 1779, o la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valladolid en 1783. La economía local y de la meseta se beneficiaría de la construcción del Canal de Castilla, el proyecto más importante de ingeniería civil de la España Ilustrada, iniciativa del Marqués de la Ensenada, secretario de Fernando VI, y cuyo Ramal Sur finaliza en Valladolid. En 1746 el franciscano vallisoletano Pedro Regalado fue canonizado. La ciudad sufrió grandes inundaciones en 1788, provocadas al desbordarse el río Esgueva. Mi viaje comienza dejando el coche en la calle Cardenal Mendoza, tras bajar de él y seguir un poco más adelante llegué a la calle Colón donde se encuentra la Casa Museo Colón , después de preguntar a que hora se abría por la tarde, ya que cierran a las dos de la tarde, seguí mi camino de nuevo por donde había venido hasta el palacio de Santa Cruz, un edificio de estilo renacentista, donde destaca su patio de planta cuadrada con arcos de medio punto en mármol y donde en sus enjuntas se aprecia como símbolo la cruz de Jerusalén, me llamó bastante la atención un reloj grande y antiguo que había por allí al cual se le veían todas sus tripas, destacable también son unos azulejos de colores cálidos del siglo XVIII que acompañaban a la subida de la escalera. Después de varios minutos en su interior y con una voz que decía cerramos dentro de cinco minutos deje el palacio atrás para seguir mi camino. Por la calle de Librería, llegué a la fachada de la universidad de piedra caliza de estilo barroco que me impresionó bastante sobretodo las hornacinas con estatuas de las ciencias y las letras, también me impresionó el escudo de la universidad de Valladolid y las figuras de varios reyes. Antes de seguir me hice unas fotos en el atrio con las dieciocho columnas con leones que sostienen el escudo real. Crucé la calle y llegué a la plaza de la Universidad donde se encuentra la estatua de Miguel de Cervantes, luego seguí por la calle del Arzobispo Gandasegui, donde me impresionaron los restos de una muralla o pared antigua de algún templo románico del que sólo quedaba en pie su portada, un poco más adelante se encontraba la Iglesia de Santa María de la Antigua, donde su arco de estilo gótico daba la bienvenida a unos recién casados. Mientras recorría la plaza de Portugalete observaba la grandeza de uno de los laterales de la Catedral, que me guío hasta su fachada principal. La Catedral de Valladolid de estilo barroco y herreriano, en su fachada sur encontramos la portada con un arco de estilo dórico y a acompañada de cuatro columnas también de estilo dórico, que sostienen una cornisa con metopas, en el tímpano del arco se halla una imagen de la virgen de Asunción. Un poco más arriba encontramos tres escudos marianos uno con un sol, una luna y dos ángeles con la inscripción de María. Concluyo con una torre de estilo de Juan de Herrera del siglo XIX. Después de varias fotos entro a la catedral por la calle Cardenal Cos, con tan mala suerte que estaba cerrando debido a un concierto que tendría lugar a las cinco de la tarde. Con decepción de haber visto la Catedral sigo mi camino por la calle Regalado hasta la calle Castelar desde donde se puede ver el campanario de la Iglesia Santísimo Salvador. Antes de llegar a esta parada obligatoria en el Pasaje Gutiérrez, un obligado punto de visita de esta ciudad que me recordaba las galerías famosas de Milán, del mediados del siglo XIX muestran el capitalismo y la burguesía de la época, me impresionaron sus policromados en colores verdes claros y oscuros a si como todo su techo en cristal, tiene un estilo beaux-artiana en el que se combinan elementos nuevos con clásicos, me llamó la atención Hermes sobre una farola de color negro, actualmente en la galería se encuentran cafeterías y algunas tiendas de ropa. Al salir de la galería seguí mi camino atravesando la Plaza del Salvador a la calle San Felipe que toda recta me llevó a una de las plazas más bonitas de España, la Plaza Mayor de Valladolid, lo primero que me impresionó fue su grandeza, era enorme, de principios del siglo XVII siendo una de las primeras plazas irregulares de España. En su centro como vigilante perpetuo del crecimiento de la ciudad se encuentra el conde Pedro Ansúrez, detrás de él se alza el ayuntamiento de Valladolid y a su alrededor varios restaurantes y tascas típicas repletas de platos de la región. Con el estómago haciendome ruido encontré un coqueto restaurante en la calle Peso, el buen tapeo de Bimi, en el que comí una morcilla con arroz acompañada de unos pimientos y un queso de la tierra que estaba riquiísimo. Con la barriga llena volví de nuevo al coche para tomar una siesta que me recupere del día. A las cinco de la tarde sonó el despertador de mi teléfono y tras despejarme me encaminé al museo de Colón. Tras pagar la entrada, di comienzo a mi visita en un ambiente solitario y lleno de dibujos con fotos interactivas... Para resumir mi visita decir que no me gustó nada de nada, en primer lugar no todos los datos que allí están son verdad, no cuentan la verdadera historia de lo que pasó, también a mi parecer faltan mapas, datos, mapas como el de Pipi Reis, el famoso mapa turco que ya en el año 1485 tenía dibujadas las costas de América del Sur y África, también falta un nombre importante el de Alsonso Sánchez de Huelva, predescubridor del Nuevo Mundo. En segundo lugar decir que odio los museos interactivos, en los que no hay nada de arqueología, sólo luces, fotos y sonidos. Lo único positivo que puedo decir, es lo bien organizado que está. Como anécdota contar lo que me ocurrió con una de las guías del museo, la cual en la última planta del edificio me preguntó si me gustaba lo que había visto y por supuesto la repuesta fue no, lo que a continuación sucedió fue un debate en el que demostré todo lo que allí faltaba. Con una satisfacción enorme salí del museo camino a la Iglesia de Santa María Magdalena. Su fachada principal llamó bastante mi atención, en ella un enorme escudo de Pedro de la Gasca, virrey de Perú, corona esta y debajo encontramos dos ojos de búho y en medio de ellos encontramos un elemento neoclásico compuesto de sima, geisón y tímpano. Más bajo dos puertas gemelas de medio punto completan la fachada, la torre que se encuentra al lado es de planta cuadrada con campanas y reconstruida en el siglo XIX. El interior de la iglesia es de una sola planta, con bóvedas de crucería donde se pueden ver los nervios de la bóvedas. El retablo es policromado de color de oro,en el que se representan escenas de la vida de María Magdalena, me llamó enormemente la atención el sepulcro de Pedro de la Gasca, sobretodo por la disposición en el interior del recinto religioso, ya que se encontraba en el centro y delante del altar. Después de la visita a esta misteriosa Iglesia de la supuesta mujer de Jesús, sigo mi camino por la calle Juan de Mambrilla donde paro para tomar un buen café, con algo calentito en mi cuerpo sigo mi ruta por esta calle hasta la del Cardenal Mendoza que me lleva hasta el centro de Valladolid, a una calle peatonal, la calle Regalado donde paro para comprar una camiseta del Valladolid F.C.. Mi camino sigue hasta la calle Menéndez Pelayo donde se encuentra el Corte Inglés y el sitio exacto donde murió Cristobal Colón. Con la lluvia sobre mis hombros hago un vídeo contando la muerte de Colón y seguidamente tras unas compras en el Hipercor, continúo hasta la Plaza Mayor por la calle Santiago. La imagen de la Plaza Mayor con esas luces violetas bajo la lluvia y la tuna cantado bajo el techado del ayuntamiento fue una imagen que nunca olvidaré, allí estaban los tunos con sus enormes trajes llenos de parches de mil y un lugares del mundo, cantando, desafiando a la noche con un poco de vino y sus canciones picantes, melodías que atraen a más de un viandante, mujeres de varias edades, nacionalidades...bailan abrazadas bajo el manto de estos galanes de las calles, y con este ambiente sigo mi camino esta vez hacia la plaza de la Rinconada, donde un poco más adelante se encuentra el monasterio de San Benito, de estilo Gótico tardío con sillería plateresca, lo que me llamó la atención fue su fachada con dos arcos grandes de medio punto y dos escudos a cada lado de orden benedicto. Con un frío típico de esta zona de España, decido volver al coche sin antes, llamado por el reclamo publicitario de un cartel, me paro en un pequeño restaurante donde se toman unas buenas hamburguesas a buen precio poniendo punto y final a mi aventura en Valladolid. Al igual que comente en León, esta ciudad cuna de la monarquía española ha perdido su encanto medieval, misterioso, sólo cuando entras en ciertos edificios te ves acogido por ese halo de misterio, sus calles modernas no dan paso a la imaginación, testigos mudas y ahora tapiadas de la historia oculta de esta hermosa urbe, sus antiguas callejuelas ahora enteradas bajo el hormigón más moderno son el reflejo del paso de diferentes culturas, romanos, visigodos, árabes, castellanos... Todos han dejado su huella. Os recomiendo visitar esta tierra cuna de lengua española y recorrer los lugares que cambiaron el mundo. Disfrutar de su cita gastronómica, cultural y de ocio. Valladolid no os defraudará. https://www.valladolid.es/es

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