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sábado, 3 de octubre de 2015

RENNES LE CHATEAU, EL PUEBLO MÁS MISTERIOSO DEL MUNDO

Hoy mi blog irá dedicado a Rennes le Chateau. Rennes-le-Château (en idioma francés oficial, Rènnas le Castèlh en idioma occitano), es un pueblo y comuna francesa en el departamento de Aude, en el área del Languedoc. Desde finales de los años 1970, y a raíz de la publicación de un libro de Gérard de Sède, El oro de Rennes (publicado en 1967), este pequeño pueblo ha recibido gran cantidad de turismo, asociado casi siempre a lo paranormal y lo esotérico, debido a una leyenda moderna sobre el antiguo párroco Bérenger Saunière. A comienzos del siglo XXI, y gracias al éxito del libro de Dan Brown El código da Vinci, ese interés no ha hecho sino aumentar ya que el argumento de esta novela tiene numerosas conexiones con la leyenda del párroco de Rennes. Algunos monumentos megalíticos demuestran que la zona donde se encuentra la actual población de Rennes-le-Château ya estaba habitada unos 4500 años a. C. Se han encontrado también vestigios de época romana (Villa Béthania). El camino de Santiago pasaba asimismo por Rennes-le-Château. El pueblo actual fue fundado por los godos y se convirtió en plaza fuerte debido a su posición estratégica. Rennes es un pueblo situado a considerable altitud, por encima de los valles del Aude y del Sals, desde el cual se podía vigilar tanto el paso a los Pirineos como hacia la región del Languedoc. Posteriormente fue invadido por los árabes. En el siglo XII, Alfonso II de Aragón reivindicó el territorio. Poco después se convirtió en zona de refugio para cátaros de la región hasta 1210, fecha en que Simón de Montfort lo tomó y entregó a su compañero de cruzada Pierre de Voisins. En 1362 las tropas mandadas por Enrique de Trastámara destruyeron casi en su totalidad el pueblo, no siendo reconstruido de nuevo hasta finales del siglo XIX. La Leyenda: La leyenda cuenta que el párroco Bérenger Saunière (1852-1917) habría encontrado unos documentos o un tesoro secreto en uno de los pilares del altar de la iglesia mientras llevaba a cabo una reforma de la misma; cuestión que en su día corroboraron dos de los seis obreros que trabajaron en la obra, que fueron supuestos testigos, y que aún vivían en 1958. Dos pergaminos de dudosa veracidad, que están reproducidos y expuestos en el museo del propio pueblo, serían parte del secreto que fue encontrado por Saunière. En uno de ellos se muestra el árbol genealógico de la dinastía merovingia, cuyos miembros, según algunas teorías que interpretan esta leyenda, serían descendientes de Jesús de Nazaret. Se dice que al mismo tiempo que el cura descubrió el secreto oculto en la iglesia, su nivel de vida se disparó, y empezó a frecuentar selectos y restringidos círculos entre cuyos integrantes no faltaban miembros de la realeza europea. Los escépticos apuntan que este enriquecimiento se debía a que el padre Saunière vendía misas, haciendo caso omiso a las estrictas limitaciones de dicha actividad indicadas en el código eclesiástico; y que además solicitaba donativos para la construcción de una residencia de sacerdotes ancianos o enfermos que nunca se edificó, fondos que desvió muchas veces para su propio uso. De igual modo, la leyenda asocia el descubrimiento del fabuloso tesoro al inicio de una serie de peculiares construcciones en el pueblo, tales como la Torre Magdala -dedicada a María Magdalena-, así como la reconstrucción de la iglesia parroquial, en la que el abate dejó varias señales, como una inscripción en la entrada en la que se lee: Terribilis est locus iste (Este lugar es terrible, cita extraída del Génesis). Esculturas representando al demonio Asmodeo, guardián de los secretos, y un viacrucis muy peculiar también adornan esta parroquia. Al mismo tiempo Saunière también habría llevado a cabo una "reforma" en el cementerio de la iglesia, cambiando de lugar varias lápidas y borrando totalmente una de ellas. La leyenda dice asimismo que Saunière estuvo tres semanas en París, donde pasó mucho tiempo en el Museo del Louvre y compró reproducciones de tres cuadros sin vinculación aparente entre sí: Los pastores de la Arcadia de Poussin, un San Jerónimo de Teniers y un retrato anónimo del papa san Celestino V. El cuadro de Poussin es quizá el más intesesante desde el punto de vista simbólico: en él se ven cuatro pastores frente a un sepulcro, observando una inscripción que dice Et in Arcadia ego (Y en la Arcadia yo [estoy]), una frase que recuerda la omnipresencia de la muerte incluso en la idílica Arcadia, tema muy desarrollado durante el Barroco. El fallecimiento repentino de Saunière es otro de los enigmas, ya que se dice que su compañera y sirvienta encargó un féretro con su nombre antes de que el cura enfermara. En su lecho de muerte, se dice que fue visitado por un sacerdote vecino, quien salió pálido de la estancia, y se negó a darle la extremaunción. Hoy en día una ordenanza municipal prohíbe expresamente excavar en el pueblo; sin embargo, los partidarios de los misterios afirman que los símbolos continúan allí para quien sepa verlos, y que éstos parecen querer ofrecer al visitantes ciertas pistas sobre lo que se oculta en Rennes le Château. Mi viaje a este pueblo, comienza dejando a mi madre en el hotel. Eran las 10 de la noche de una templada noche de finales de Agosto, me monté en el coche y me puse en camino a conocer este pueblo de noche. Tras dejar una carretera nacional atrás y el pueblo de Couiza, me encaminé por la D52, una carretera muy estrecha, llena de curvas, mal asfaltada y sin iluminación, cada metro que recorría más nervioso me ponía, y es que la zona imponía, sólo oscuridad y sin saber donde iba, ni lo que iba a encontrar en la siguiente curva. Con los huevos de corbata llegué a lo alto de la colina y lo que encontré me puso aún más nervioso. Nada más llegar, había un cartel que ponía: prohibida la entrada a vehículos, sólo residentes. Hice caso omiso al cartel, como siempre hago, y me encaminé unos metros más, lo que encontré no me gustaba nada, silencio puro, ni un alma, el escenario perfecto de una película de terror, allí me hice una foto con el cartel turístico del pueblo. Pasados unos minutos por fin vi vida, un coche que entraba en el pueblo y que por supuesto seguí. La aldea tenía sólo un par de calles, las cuales me llevaron sin perderme a la famosa iglesia, en esa calle deje el coche y me encaminé a verla, no pude entrar porque había misa. Mi primera sensación fue como cuando vi las pirámides de Egipto....No tengo palabras, y es que llevaba años soñando con venir a este mágico y misterioso lugar. Después de las pajas mentales, me puse a ver el pequeño parque que hay junto a la iglesia, en él vi, cosas que me llamaron la atención: la entrada al cementerio tenía el escudo masón de la calavera y los huesos cruzados, en una esquina del parque había una pequeña gruta, y dentro de esta una pequeña virgen, con síntomas de estar embarazada y junto a ella una piña y un trozo de madera. Después de unas fotos dejé el parque atrás y seguí por Gran Rue hasta la torre Magdala, que se encuentra sobre las ruinas de una antigua fortificación y orientada a Orión. La estampa era increíble, la solitaria torre vigilaba el valle, silenciosa bajo un manto de estrellas y bajo la atenta mirada del cinturón de Orión. Después de la enigmática noche decidí poner fin y volver al hotel. A la mañana siguiente, nos levantamos temprano y volvemos al pueblo, cuando llegamos a lo alto de este, había una mujer controlando la entrada de vehículos, la cual nos dijo que podíamos pasar debido a la situación de mi madre, vamos que triunfamos, porque la caminata era larga. Tras seguir por la Rue Sant Pierre, llegamos a un descampado junto a la torre Magdala. Dejamos el coche y me puse a investigar unos minutos por el lugar, había una enorme piedra acotada que a día de hoy no se todavía cual era su función. Al lado de la torre, había un pequeño sendero el cual seguí unos metros sin encontrar nada en particular. Sin nada interesante, bajamos por la Grand Rue hasta la iglesia, esta presenta una portada pequeña, pero con varios enigmas: hay una imagen de la Magdalena y debajo de ella una frase que dice en latín "DOMUS MEA DOMUS TERRIBILIS EST ORATIONIS VOCABITUR" o lo que es lo mismo "mi casa será llamada casa de oración" La seccion siguiente de la puerta tambien nos muestra dos inscripciones: “hic domus dei est” “et porta coeli” (he aquí la casa de dios y la puerta del cielo). Esto tiene una referencia biblica clara, en el Genesis 28-16,17: Cuando entramos lo primero que vemos es un demonio singular, Asmodeo. Asmodeus (Asmodai, Sydonai, Chammadai, Asmodeo, o Asmodaeus) es el nombre que se da a un demonio, conocido comúnmente por aparecer en el Libro de Tobit o Libro de Tobías, que no forma parte del Antiguo Testamento protestante ni del judío, pero sí del canon católico. También es mencionado en el Talmud y en los tratados de demonología. Su origen se halla en la religión mazdeísta (Zoroastrismo) de los persas. Probablemente, llega al judaísmo durante el tiempo en el que este pueblo se halló bajo la dominación persa (s. VI a.C) y más tarde, parece que hacia el siglo II, pasaría al cristianismo. En el Libro de Tobit, Asmodeus se enamora de Sarah, hija de Raquel, y cada vez que aquella contrae matrimonio, mata al marido durante la noche de bodas. Así llega a matar a siete hombres, impidiendo que consumen el matrimonio. Más tarde, Sarah se promete a un joven llamado Tobías, hijo de Tobit. Éste recibe la ayuda del arcángel Rafael, el cual le enseña cómo librarse del demonio. De este modo, Tobías toma un pez y le arranca el corazón, los riñones y el hígado, colocándolos sobre brasas. Asmodeus no puede soportar los vapores así desprendidos, y huye a Egipto, en donde Rafael lo encadena. No se sabe más de la suerte que corre este demonio, pero se le presenta como símbolo del deseo carnal. En el Talmud, Asmodeus no parece ser una criatura tan maligna como en otros libros, sino que relata historias sobre su trato con el rey Salomón. Al parecer, Salomón llegó a atrapar al demonio y lo obligó a construir el Templo de Jerusalén. En otra leyenda, Asmodeus y Salomón se cambiaron el uno por el otro durante varios años. En otra Asmodeus es presentado como el rey de todos los demonios, similar al concepto cristiano de Satán, y como amante de Lilith después de que ésta abandonara a Adán. Asmodeus y Samael "El Veneno de Dios" son uno de los nombres que se le da a Lucifer tras tentar a Eva con el fruto de uno de los árboles prohibidos (el del conocimiento del bien y del mal), tras su caída se emparejó con Lilith, la primera mujer de Adán y con ella engendró miles de demonios. En ocasiones se atribuye a Asmodeo la paternidad del mago Merlín. En la Edad Media, cuando se quería asociar los 7 pecados capitales con sus "demonios responsables", se le indicó como el demonio de la lujuria. Arriba de este demonio, tenemos cuatro ángeles haciendo cada una de ella, el signo de la cruz. Un poco más adelante, detrás y arriba del confesionario encontramos una escena de Jesús resucitado rodeado de mujeres, entre ellas María Magdalena, a la cual se le presentó Jesús nada más resucitar, debajo de estas imágenes una bolsa, que parece la de un tesoro. La Iglesia es pequeña con una sola nave con bancos a ambos lados, en el presbiterio encontramos una media bóveda de cañón que presenta un cielo estrellado azul, en mitad de la bóveda y detrás del Sagrario encontramos una vidriera circular. A ambos lados del retablo hay una imagen de San José con el niño y de la virgen María también con otro niño. También encontramos simbología judía como el candelabro triangular. También en el interior podemos encontrar varios santos, colocados en puntos estratégicos de la iglesia. Vamos esta es un puto mapa del tesoro que ha quebrado la cabeza a miles de investigadores. A la salida de la iglesia a mano derecha encontramos una replica del pilar donde el cura encontró el famoso tesoro y encima de este una imagen de la virgen de Lourdes ¿porqué? También dicen que el patio o parque que esta en el exterior de la iglesia es el mapa de ella misma y que lo que afuera hay corresponde con lo que hay dentro. Después de un rato de investigación tocaba visitar el museo que se encuentra un poco más arriba en la Grand Rue. Este cuesta unos 6€ y merece la pena visitarlo. Lo primero que veo es el jardín del cura y su tumba, que es de mármol rojo y negro, es simple y un poco triste. Después de esta, subí al invernadero en el que no había nada. Luego seguí por el camino de Ronda hasta llegar a la torre Magdala, la cual era la biblioteca del cura, en la primera planta se encontraba esta, donde habían algunos libros y una chimenea, la azotea era pequeña pero con unas vistas espectaculares. Al terminar de visitar la torre, me fui a ver el museo, que se encuentra en la otra parte del jardín. Este no es muy grande en el se cuenta la vida del cura, la leyenda y se pueden ver objetos personales de él y lo más importante el pilar original donde se encontró el tesoro. Tras la visita al museo pusimos punto y final a este misterioso pueblo. La imagen que me llevo de este enclave, es la de un pueblo tranquilo, sacudido por la historia y el misterio de milenios, en él se encierran o encuentran las claves de muchos de los enigmas más importantes del Mundo, en un enclave privilegiado entre España y Francia, es un importante punto de unión entre Tierra Santa y el mundo occidental. Tierra de cátaros, templarios...lugar de novela y de miles de libros este pueblo sigue siendo la meca del misticimo. Me quedo con el sentimiento de misterio que recorre a esta aldea del Sur de Francia. Os lo recomiendo creyentes de los misterios más o igual que Egipto.

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