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miércoles, 16 de septiembre de 2015

SAINT MARIE DE LA MER, LA CIUDAD DONDE LLEGÓ LA MAGDALENA

Hoy mi blog estará dedicado a este pueblo francés. Saintes-Maries-de-la-Mer en idioma francés y oficialmente, (Lei Santas o Lei Santei Marias de la Mar en idioma occitano provenzal, Li Santo o Li Sànti Marìo de la Mar según la norma mistraliana) es una localidad y comuna de Francia, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, departamento de Bocas del Ródano, en el distrito de Arlés. La comuna constituye el cantón homónimo. Al llegar a este pequeño y hermoso pueblo de la costa azul de Francia, pude comprobar que estaba equivocado, pensé que no habría nadie y estaba lleno de turistas de miles de lugares, parecía estar en una Ibiza o en una Fuengirola. Tras atravesar el pequeño pueblo, llegamos a su paseo marítimo y luego a la Avenida Theodore Aubanel, donde dejamos el coche muy cerca de la playa. Como era la hora de comer, fuimos por esta misma avenida hasta la Rue Sardi Carnot, donde nos sentamos a comer unos bocadillos de queso con tomates de la región que estaban buenísimos. Después de comer y con un calor de infarto nos fuimos de nuevo al coche donde tras ponerme el bañador me fui a la playa a tomar un baño y probar el Mar azul. La playa no era gran cosa y las vistas deseaban mucho, a ambos lados de esta habían dos diques de hormigón que la hacían a un más fea, la arena era de color marrón amarilla y tenía algo de suciedad. El agua estaba helada y la mar un poco revuelta, el color era verde oscuro y nada que ver con las Filipinas o Japón. No me gustó nada su playa. Tras la playa nos fuimos a tomar un café en un restaurante del puerto desde donde se contemplaban unas vistas hermosas, los barcos en su puerto, la plaza de toros, las casas blancas y el sol como telonero. Después del café, nos fuimos a visitar su mayor tesoro la Iglesia de Santa María del Mar, donde se encuentran los restos de Sara ¿Quién es Sara?. Sin duda los restos que están en esta iglesia pertenecían a una mujer palestina del siglo primero, una leyenda afirma que María Magdalena, la supuesta amante de Jesús había venido desde Egipto hasta esta localidad y que según la leyenda con ella traía a su hija o su esclava. Me decanto por la opción primera. Leyendas aparte, la Iglesia es muy pequeña de una sola nave, llena de cuadros, en su parte izquierda con alusiones a la Magdalena y su desembarco, en el ala derecha había relicarios y restos de barcos, además de coronas y barcos pequeños. En el centro de esta se encuentra la cripta, al bajar unos cinco o seis escalones notas de inmediato el calor que allí se concentra debido a la cantidad de velas y la estructura de ella, es una bóveda de ladrillos de menos de dos metros. En el fondo a la izquierda hay una imagen en madera negra de la supuesta Sara, rodeada de colgantes de telas y trozos de telas que los gitanos le depositan por el cuello. A la derecha de la imagen encontramos un recipiente en madera con algunos restos de la Santa, y al lado un cuadro de ella en procesión. Tras varias fotos, un calor de muerte y el misterio cada vez más latente, fui al exterior donde se encontraba mi madre. Tras recogerla, dimos una vuelta por la plaza del pueblo, donde se estaban preparando unos artistas. En esa plaza de mármol marrón y amarillo vimos el espectáculo, era una pareja de cómicos argentinos, que se dedican a viajar de pueblo en pueblo con su humor, su herramienta de viaje...La verdad que el número duró bastante y fue muy divertido, reunió a un gran número de visitantes. Tras el número hablé con ellos de su idea y luego fuimos a las tiendas de la localidad donde compré algún vino de la comarca como el vino de miel. Después de la compra, seguí por la Rua Victor Hugo y llegamos a la plaza de toros de la localidad, no era muy grande pero me encantó el hecho de que estaba al lado del mar, vamos le daba un toque singular. Al lado de esta había un tío vivo y un poco más allá un pequeño puerto con embarcadero. Al terminar de hacernos varias fotos y cayendo el sol nos despedimos de esta maravillosa y misteriosa tierra. Decir que este pueblo, no es muy grande, está rodeado de unas inmensas marismas, playas y cotos. Sus calles a veces circulares, a veces rectas invitan al viajero a tomar algo, a relajarse, a disfrutar del entorno, no son calles estrechas como las de los pueblos costeros de España o Grecia, estas son anchas y de edificios bajos. Aunque es un lugar turístico y bonito, no os la recomiendo sólo por esto, sino por la leyenda que esconde desde hace milenios, testigo mudo de la historia de la humanidad y de una de las leyendas que más ríos de tinta a corrido... www.saintesmaries.com/

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