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sábado, 8 de agosto de 2015

KYOTO, LA ANTIGUA CAPITAL DE JAPÓN

Buenos días peña hoy mi blog irá dedicado a la ciudad de Kyoto. Kioto (京都市 Kyōto-shi?, en español "ciudad capital"; Pronunciación japonesa: Acerca de este sonido [kʲoːto] (?·i)) es una importante ciudad de Japón, localizada en la parte central de la isla de Honshu. Es la capital de la Prefectura homónima y tradicionalmente también ha sido considerada capital de la Región de Kansai, aunque ésta sea solo una referencia geográfica más que un territorio administrativo concreto. Así mismo, está integrada dentro de la Región metropolitana de Keihanshin, compuesta por las áreas circundantes de las ciudades de Osaka, Kobe y la misma Kioto. Cuenta con una población de alrededor de 1.474.000 habitantes (a fecha de 2011), situándose entre las ciudades japonesas más pobladas. El área total del territorio de la ciudad es de 827,90 km². A pesar de que Kyōto es la romanización más correcta del nombre en japonés, el nombre de la ciudad es Kioto en español. Su importancia histórica se debe al hecho de que entre los años 794 y 1868 constituyó la capital de Japón, acogiendo la sede de la Corte imperial y otras instituciones. En el año 1868 el emperador Meiji decidió trasladar la sede de la corte a Tokio, quedando la ciudad definitivamente en un segundo plano. Durante la Segunda guerra mundial fue la única gran ciudad japonesa que no resultó bombardeada por la Fuerza aérea estadounidense. Por esta razón, a día de hoy sigue constituyendo una de las importantes urbes japonesas, con un rico patrimonio histórico, artístico y arquitectónico. El 11 de diciembre de 1997 tuvo lugar en esta ciudad la firma de un protocolo que perseguía el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global ; El acuerdo internacional acabaría siendo conocido popularmente como el Protocolo de Kioto. Kioto dispone de una red desarrollada de transporte por carretera y ferrocarril; Aunque no dispone de aeropuerto propio, existen en las cercanías dos aeropuertos internacionales, como los de Osaka y Kansai. Su patrimonio histórico y monumental, y sus diversos espacios escénicos y culturales la convierten en un importante centro receptor de turismo (tanto nacional como internacional). Entre sus monumentos más representativos se encuentran el Palacio Imperial, el Castillo Nijō, el Kinkaku-ji y el Ginkaku-ji, o el Santuario Heian y el Fushimi Inari-taisha, además de otros muchos. Desde el año 1994 parte de estos monumentos están reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, junto a otros monumentos localizados en las ciudades de Uji y Otsu. La Universidad de Kioto, fundada en 1897 y con 22.192 alumnos, es considerada como una de las mejores universidades en Japón. De acuerdo con el ranking del magacín británico Times Higher Education, la Universidad de Kioto quedaría en segunda posición entre las universidades niponas y en la 25ª posición entre todas las universidades del mundo. A finales del siglo VIII el Emperador Kanmu decidió la construcción de una nueva capital, abandonando Heijō-kyō (la actual Nara), que venía siendo la capital nipona desde el 710.13 Históricamente se ha sostenido que las razones para realizar este traslado obedecían a la intención de librarse de la creciente influencia de los monasterios budistas sobre la corte imperial de Nara. Trasladado el Emperador y su corte temporalmente a Nagaoka-kyō, la nueva ciudad fue construida por orden imperial en el 793 a manos de Fujiwara no Ogurimaru. Al año siguiente, se decidió el traslado de la capital a la ciudad de nueva fundación que se situaría 50 km. al Norte de Nara.13 La ciudad se llamó Heian-kyō (平安京 , Ciudad capital?), nombre que también lo fue para llamar a su época, el conocido como Periodo Heian.13 Para el Japón de aquellos tiempos la construcción de una ciudad de este tamaño era una decisión ambiciosa dadas las condiciones atrasadas del país y su todavía muy escasa población.13 La disposición de sus calles principales siguiendo el modelo de un tablero de ajedrez todavía refleja el modelo chino de ciudad que existía hace mil años; A su vez, ésta se establecería sobre un valle y sería trazada en forma de un tablero similar al ajedrez, imitando a la capital china de la Dinastía Tang, Chang'an. Poseía un área rectangular de aproximadamente 4,5 km de este a oeste y de 5,2 km de norte a sur, y sólo tenía como excepción los dos templos de la puerta sur, el Sai-ji y el Tō-ji (entonces, los dos únicos templos permitidos). El Palacio principal estaría en un rectángulo interno en la parte norte de la ciudad; En estos tiempos aparecieron los Machiya, pequeñas casas tradicionales de madrera que poblaban el paisaje de las urbes japonesas y Heian-kyō no fue una excepción. La designación de la palabra Kyōto ("capital" o "residencia imperial") no era oficial en el momento de su inauguración, pero el nombre se terminaría oficializando a finales del siglo XI, desplazando a la denominación original. En 1180 la capital fue trasladada a la ciudad de Fukuhara-kyō (福原京?), aunque solo fue por unos meses y tras este paréntesis volvió a Kioto; La decisión obedecía a los deseos de Taira no Kiyomori, un importante aristócrata que con este traslado (precisamente, a su feudo tradicional) buscaba asegurarse el control de la Corte imperial. Mapa japonés del antiguo Kioto, hacia 1696. No obstante, desde la instauración de los shogunatos la dirección política se trasladó a otros puntos de poder y la ciudad en ese sentido quedó relegada a un papel secundario, si bien siguió acogiendo la sede de la corte y de buena parte de la administración central, feudos nobiliarios y un gran número centros religiosos. Y es que, la corte y el Emperador permanecían en Kioto pero habían perdido prácticamente su poder e influencia en las decisiones nacionales, viviendo en una especie de retiro espiritual. Aun así, para entonces Kioto constituía la mayor urbe de todo el país y era considerada el centro cultural y religioso de Japón, y tuvo un importante desarrollo. Durante el Shogunato Kamakura, y más tarde el Tokugawa, Kioto continuó siendo la capital japonesa de iure, si bien coexistía con las otras capitales que, de facto, constituían los verdaderos centros de poder (en el primer caso lo fue la ciudad de Kamakura). En 1333 caía el régimen de Kamakura pero Como parte de estos conflictos internos, entre 1336 y 1392 la Corte Imperial de Kioto estuvo enfrentada con otra paralela que se había instalado en Yoshino, rivalizando ambas por la legitimad imperial hasta que Kioto quedó como única sede legítima de forma definitiva. En la época del Shogunato Ashikaga la ciudad volvió a ser el centro de poder, aunque la Corte Imperial siguiera en una posición secundaria; Un buen número de edificios históricos serán construidos durante este periodo, como los Templos del Tenryū-ji (en 1339), el Kinkaku-ji (Templo del Pabellón de Oro, 1397), el Ryōan-ji (1450), o el Ginkaku-ji (Templo del Pabellón de Plata, 1474). En general, ésta fue una época de gran prosperidad para la ciudad. La bonanza del Kioto medieval se truncó con el estallido de las Guerras Ōnin, una serie de conflictos y guerras civiles que desgarraron al país durante 10 años (1467-1477) y que dejaron profundas secuelas durante el siguiente siglo. La ciudad sufriría numerosos e importantes daños durante estas guerras, como el incendio y la destrucción de templos y viviendas, además la transformación de las lujosas viviendas nobiliarias en fortalezas para protegerse de las agresiones de otros clanes. Hacia 1550 llegaría a la ciudad el monje misionero español Francisco Javier, uno de los primeros occidentales en visitar el archipiélago japonés y, desde luego, en pisar la ciudad capital. Entre el 1600 y el 1615 el noble Tokugawa Ieyasu terminó con las guerras civiles y logró unificar el país, instaurando un nuevo Shogunato en lo que pronto se llamó el Período Edo. Una vez consolidado su poder, Ieyasu instaló su centro de poder en Edo, en la Región de Kantō, y Kioto quedó una vez más relegada como un centro secundario. No obstante, si bien Edo y Osaka constituían los principales centros económicos de Japón, en este aspecto la sede de la corte mantenía una posición secundaria. En cualquier caso, la ciudad seguía siendo una de las principales urbes del Shogunato y a principios del siglo XVIII ya alcanzaba una población de 400.000 habitantes (Edo tenía alrededor de un millón). Quedar desplazada en lo político no le impidió seguir siendo el corazón cultural y religioso de Shogunato, destacando muchos artistas, pintores de Ukiyo-e, filósofos y escritores que nacieron o se formaron en Kioto. Durante los siglos XVII y XVIII será un prestigioso centro cultural, además de recuperar su anterior producción de artesanías finas. A pesar de la relativa recuperación de la ciudad, ésta sufrió varios incendios que la destruyeron en varias ocasiones, como el Gran Incendio de Tenmei (1788). Después de seis horas de autobús cama, llegué por fin a a la estación central de Kyoto, por cierto es enorme, como llegué a las seis de la mañana , lo primero que hice fue desayunar y esperar a que dieran las diez para ir a mi hotel. Este estaba cerca de la estación, así que decidí dejar las maletas y empezar a visitar, cuando llegué al hotel y vi lo que era: una entrada llena de trastos, zapatos, sin vigilancia alguna, sucio...Pensé en buscar otro y así lo hice, lo que pasó fue que estaban completos o eran muy caros. con la maleta a cuestas, decidí mejor llevarla a las taquillas de la estación que por 600 yenes la dejo allí y por la noche la recojo antes de irme al hotel. Tras dejarla, cruce el puente que pasa por encima de las vías del tren hasta la calle Kamasura, una de las principales arterias de la ciudad. Decir que esta ciudad no es igual que Tokyo, aunque tiene enormes edificios y grandes avenidas, no se parece en mucho a la capital, incluso sus gentes van vestidas de otra forma, más clásicas. Caminando por esta calle o avenida, me encontré a mi izquierda con uno de los templos más grandes e importantes de Japón, Higashi-Honganji. El complejo era enorme, con templos gigantes, mucho más grandes que los de Tokyo, había alguno que estaba en reforma. Antes de irme entré en uno que tenías que descalzarte y tenía un enorme tatami con un buddha atrás donde la gente reza. Allí me puse a meditar un buen rato. Después de bajar de las estrellas y ponerme los zapatos, seguí mi camino hacia el museo del Manga, el cual estaba toda la calle recta. Bajo un sol de infarto, por cierto Japón tiene un clima muy cambiante, cuando está nublado bajan mucho las temperaturas, pero cuando sale el sol te quieres morir. Tras 30 minutos andando llegué por fin al famoso museo del Manga, este consiste en resumidas cuentas en libros, libros y libros, sólo un poco de Goku...No me gusto nada y no os lo recomiendo si no os gusta este género literario. Lo mejor fue que por 1000 yenes unos 8€, tienes la suerte que una dibujante te convierta en un muñeco de Anime, eso sí después de esperar una buena cola. Con el dibujo en la mochila y muerto de hambre, fui a visitar el castillo Nijo. Para ello dejé atrás la calle Kamasura para seguir por Oike Dori. El castillo se encuentra dentro de un recinto amurallado, cuesta la entrada 500 yenes. El Castillo Nijō (二条城 Nijō-jō?) es un castillo japonés localizado en Kioto, Japón. La superficie total del castillo es de 275.000 metros cuadrados, de los cuales 8.000 metros cuadrados están ocupados por diversos edificios. Forma parte del conjunto de Monumentos históricos de la antigua Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu) declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994. En 1601 Tokugawa Ieyasu, el fundador del shogunato Tokugawa, ordenó a todos los señores feudales que contribuyeran a construir el castillo de Nijō, que se terminó durante el reinado de Tokugawa Iemitsu en 1626. Fue construido como la residencia en Kioto de los shogunes Tokugawa. Durante el shogunato Tokugawa, la capital del país era Edo, pero en Kioto residía la Corte Imperial. El castillo central o donjon fue alcanzado por un rayo y destruido en 1750. En 1788, el palacio interior fue destruido por un incendio que se propagó por la ciudad, quedando prácticamente abandonado hasta 1893. En 1867, el Palacio de Ninomaru fue el lugar desde el cual Tokugawa Yoshinobu declaró que regresaba la autoridad a la Corte Imperial de Kyoto. Al siguiente año, los miembros del gabinete se instalaron ene el castillo. En 1939 el palacio fue donado a la ciudad de Kioto y se abrió al público en 1940. Después de cruzar la puerta principal, vas a la entrada del edificio principal, donde después de dejar los zapatos puedes entrar a contemplar sólo tatami, tatami, dibujos y ventanas de papel, no hay nada más. Lo único que merece la pena es su arquitectura, tan estraña para mí. En mi opinión prefiero nuestros castillos, estos son muy aburridos. Después del edificio principal, recorrí todos sus interminables jardines, llenos de árboles peinados y cuidados, pequeños lagos llenos de nenúfares... Tras la visita tocaba comer antes del hotel. Tras llegar al hotel muerto lo primero que me encuentro es a una mujer mayor con su perro y un olor...Encima me dice que sólo había reservado una noche, tras medio discutir en inglés, japones, español, llegamos a un acuerdo, la primera noche con ella y la segunda en el hotel del amigo. Bueno tras el altercado vi la habitación, bueno decir que el hotel estaba lleno de tiestos, comida, cosas por todos lados, un auténtico caos. Volviendo a mi habitación esta era de la posguerra, techos y paredes sucias, arañas, bichos, un olor peculiar y nada para dejar la ropa, por lo menos tenía aire. Después de una pequeña siesta, hablé con la mujer para que me indicara donde estaba el barrio de Gion. Dejé el hotel atrás y seguí mi camino por la calle Kawaramachi, hasta el puente de la calle Shijo, que te lleva directamente hasta este barrio que ese día celebraba la fiesta de Gion, una de las más importantes de japón. El Festival Gion (祇園祭 Gion Matsuri?) es una festividad japonesa que tiene lugar cada año en la ciudad de Kioto, siendo uno de los más famosos festivales de Japón. Se extiende por todo el mes de julio y finaliza con un gran desfile, el Yamaboko Junkō (山鉾巡行?). Toma su nombre del distrito de Gion, siendo conocido a nivel local como Gion-San. En las tres noches anteriores a la celebración del festival, la zona centro de la ciudad de Kioto queda reservada para el tráfico peatonal con motivo de las procesiones multitudinarias. Estas noches son conocidas allí como: yoiyoiyoiyama (宵々々山) el 14 de julio, yoiyoiyama (宵々山) el 15 de julio, y yoiyama (宵山) el 16 de julio. Con motivo de estas festividades, las calles suelen llenarse de puestos nocturnos de venta de comida como los yakitori, taiyaki, takoyaki, okonomiyaki, etc.4 Esta escena se completa con numerosas chicas ataviadas con yukatas que caminan por la zona. Durante la noche yoiyama previa al desfile, algunas viviendas particulares del distrito del antiguo mercado de kimonos abren al público, mostrando las valiosas reliquias de familia, en una costumbre conocida como la Byōbu Matsuri, o Festival de la Pantalla plegable.4 Esta es una oportunidad para visitar y observar las viviendas tradicionales japonesas de Kioto. En 2009, la procesión de los yamahoko del Gion Matsuri fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Cuando llegaba a la zona, pude comprobar que estábamos de fiesta y es que toda la calle estaba llena de gente por todos lados, iban detrás de una especie de procesión que consistía en ir la calle de arriba abajo, con un puro gigante sobre el hombro al grito de Onsu, Onsu, Onsu...Sólo van hombres ataviados con un traje o kimono blanco, una cuerda en la cabeza y sus zapatos típicos. Sobre las ocho suelen reunirse en el templo y luego van hacia el puente con una especie de trono, donde lo mueven de arriba abajo bajo el grito de Onsu, onsu, onsu...No llevan un santo, ni un buddha, realmente no lo sé, era como un recipiente enorme. Cuando terminan de levantarlo y bajarlo, traen a niños que mediante agua y una rama son como bautizados. Luego vuelven de nuevo al templo. El ambiente era increíble, miles de personas me recordó mucho a la Semana Santa de Sevilla, tanta devoción y fe. Después de la ceremonia, fui a ver el típico barrio de Gion, donde puedes ver las casas del siglo XIX. El barrio estaba lleno de bares, tiendas, restaurantes y salas de masajes. Al finalizar la calle llegué al templo de Yasaka, donde vi unos espectáculos únicos, el primero era unos niños vestidos de cisnes y los más pequeños llevaban un traje parecido al de Goku, con una peluca de color naranja. Luego había una especie de teatro donde vi el típico baile japonés de kimono y abanico. Al terminar vuelta al hotel, pero como estaba muerto me fui en metro, hasta la estación de Kyoto, donde recogí la maleta. Luego vuelta al hotel donde dormí bien debido a que estaba muerto... Al siguiente día me levanté y tras el desayuno, quedé con la mujer con mi maleta preparada para ir al hotel del amigo. Este se encontraba en la otra esquina, me llamó atención que la señora cogiera su bicicleta para ir al hotel. Al llegar y verlo, pude imaginar que era mucho mejor. Luego alquilé una bici, que fue lo más acertado que hice en Japón, os recomiendo alquilar una ya que por 5€ la puedes tener todo un día entero y encima como un sistema antirrobo que me gustó muchisímo. Lo primero que hice fue ir detrás de un incendio que vi a lo lejos, el cual tenía una enorme columna de humo. Al llegar vi un cordón policial, algunos coches de policías, que se les levantaban las luces, coches de bomberos y protección civil. en el cordón había un hombre de avanzada edad, vamos que en Japón se jubilan tarde. Después de estar allí un rato, vuelta a la aventura, atravesé la ciudad en poco tiempo llegando a una de sus columnas donde están los tres templos que quería ver. Antes de seguir, decir que las bicicletas tienen una normas, no puedes aparcar donde quieras, tienes unos parquings, aunque la gente hace lo que quiere, igual que yo, luego tienes que preguntar a los dueños de los locales si puedes dejar la bici...De todos modos cuando la alquilas, te suelen dar unas normas de uso. El primer templo que visité fue Kinkakuji. Kinkaku-ji (金閣寺? lit. Templo del Pabellón de Oro) es el nombre informal del Rokuon-ji (鹿苑寺, Templo del jardín de los ciervos) en Kioto, Japón. Fue construido originalmente en 1397 como villa de descanso del shōgun Ashikaga Yoshimitsu, así como parte de su propiedad llamada Kitayama.1 Su hijo transformó el edificio en un templo Zen de la secta Rinzai. El templo se quemó varias veces durante la guerra Ōnin. Forma parte del conjunto de Monumentos históricos de la antigua Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu) declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994. El Pabellón Dorado, o Kinkaku, es un edificio de tres plantas ubicado en los terrenos del templo. Las dos plantas superiores del pabellón están recubiertas con hojas de oro puro (También conocido como Pan de oro). El primer piso, llamado la Cámara de las Aguas, (Shinden-zukuri), en estilo palacio imperial, evoca la clásica decoración japonesa modulada. Es básicamente una gran habitación rodeada por una baranda. El segundo, llamada la Torre de las Ondas de Viento (Buke-zukuri), es de estilo samurái, un recinto cerrado y con una baranda alrededor que alberga al Bodhisattva Kannon. El tercero, con ventanas, es de estilo templo Zen, y es llamado Kukkyoo-choo, y que alberga una tríada de Budas y 25 figurillas Bodhisattvas. El pabellón funciona como un shariden, guardando las reliquias del Buda. En el techo está ubicado un fenghuang o "fénix chino" dorado. El nieto de Yoshimitsu utilizó el Kinkaku-ji como inspiración para el Ginkaku-ji, que también es un templo budista, que deseaba recubrir de plata. El Pabellón Dorado posee un magnífico jardín japonés inmediatamente adyacente. El estanque que se ubica enfrente es llamado Kyōko-chi (Espejo de agua). En el estanque existen numerosas islas y piedras que representan la historia de la creación budista. En 1950, el pabellón fue incendiado por un monje con sus facultades mentales alteradas; una versión novelada de este evento se encuentra en el libro de Yukio Mishima publicado en 1956 titulado El pabellón de oro. La estructura actual fue construida en 1955. Recientemente, se detectó que la cubierta de laca japonesa estaba algo deteriorada y por ello se aplicó una nueva capa de laca como también un nuevo recubrimiento en hojas de oro, el trabajo se completó en 1987. También, se restauró el interior del edificio y las pinturas del mismo. En el 2003 se restauró el techo. La zona sobre la que se asienta el Pabellón Dorado alojó hacia el año 1220 una mansión propiedad de Saionji Kintsune. Tras pagar la entrada, lo primero que ves al entrar es una campana gigante con un enorme mazo que puedes tocar por 200 yens e incluso te regalan una postal. Deapués de tocar y un poco más a delante te das de narices con la joya de la corona, el famoso pabellón dorado que se alza sereno y solitario en medio del lago, la verdad que impresiona ver a tan peculiar edificio y encima de oro. La otra cosa por la que fui allí, son sus famosos jardines. Toda una joya. Al terminar de hacer algún vídeo y fotos tocaba algo de beber, ya que el calor era insoportable. Por allí había puestos de lo más variado: frutos secos, dulces, aliños... El segundo templo que visité fue el de Ryoanji. Ryōan-ji (龍安寺 o 竜安寺? El templo del dragón tranquilo y pacífico) es un templo Zen situado en Kioto, Japón. Forma parte del conjunto de Monumentos históricos de la antigua Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu) declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994. El templo fue creado por la escuela Myoshinji de los Rinzai, pertenecientes al Budismo Zen. Dentro de este templo existe uno de los karesansui (jardines secos) más famosos del mundo, construido a finales del siglo XV, en torno al 1488. El creador de este jardín no dejó ninguna explicación sobre su significado, por lo que durante siglos ha sido un misterio descubrir el verdadero sentido o el porqué de su gran belleza. Se trata de un jardín rectangular construido frente al edificio principal. La composición utiliza arena rastrillada, musgo, y rocas. Existe un predominio de formas alargadas colocadas en paralelo a la posición del edificio. Los tres lados restantes están cerrados por muros, lo que junto a la línea inferior de la plataforma desde la que se debe contemplar el edificio, permite acotar la visión del jardín en un marco longitudinal. El jardín se ubica frente al salón Hojo, en el extremo sur, como una extensión del salón perteneciente al abad. En total hay 15 piedras dispuestas en 3 grandes grupos. El primero comprende las 3 rocas de más a la derecha. El segundo, las 5 siguientes, y el tercero, las 7 restantes. En cada grupo destaca una piedra mayor que las demás. El musgo se utiliza como base de algunos grupos para dar unidad. Existe una idea de movimiento, según miramos los grupos de derecha a izquierda, se van volviendo cada vez más dispersos, hasta llegar a las últimas dos piedras que no tienen musgo. No se puede ver todo de un sólo vistazo, hay que ir moviendo la vista. Tras dejar la bici y pagar la entrada, crucé todo el jardín de camino al templo, al llegar allí te quitas los zapatos y para dentro. Lo primero que ves es un jardín no muy grande, lleno de grava y con tres grupos de piedras, un auténtico jardín Zen. Allí se respiraba tranquilidad, armonía, relax...En él me relajé un buen rato, antes de seguir con la visita. En la parte trasera del edificio, había una enorme moneda china que hacía de fuente y donde había un mensaje. El tercer templo que visité se llamaba Ninnaji Temple y estaba un poco más bajo. El recinto del templo era gigante, al pasar la puerta ves una enorme avenida que llegaba a otra puerta. El edificio central está a mano izquierda, tras pagar la entrada y quitarte de nuevo los zapatos entras en el edificio que verdaderamente no tiene nada, solo un enorme jardín Zen y tatamis. Decir también que se respira muchísima tranquilidad. Después de la visita tocaba caminar para conocer todo el recinto. Nada especial que destacar, sólo el típico edificio de cinco tejados que es como una torre. El recinto lo ves muy pronto. Al finalizar la visita de los tres, monté de nuevo en bicicleta y ahora tocaba comer. Cuando iba en dirección al Palacio Imperial, pasé por una zona de comercios de alimentos, donde me compré un enorme melocotón, decir que me costó carísimo y es que en japón la fruta es muy cara. Unos metros más adelante paré en un mac donalds para comer. Tras el almuerzo, seguí recto hacia el Palacio Central, el cual estaba cerrado, por cierto era enorme. Salí del recinto y me dejé llevar en línea recta por la calle Karasuma que me llevó directamente al hotel. Llegué enseguida gracias a la bicicleta, cuando llegué y me dieron la habitación, comprobé que esta era muy buena, sin baño pero nada que ver con la del otro día. Después de una pequeña siesta, vuelta al trabajo, de nuevo monté en bicicleta pero ahora en dirección a la estación de tren de Kyoto, donde enfrente suya hay un enorme centro comercial, donde me compré una mini tarjeta sd, un café y probé las oreo de te verde y me hice una foto con una anime. Al terminar fui a buscar mi bicicleta al parking de bicis, pero como había miles no la encontré en un buen rato. Dejé atrás la calle Kujo, para seguir el puente hasta la Kyoto tower, y desde allí llegar a mi hotel. Tras un poco de gym y una ducha, me puse guapo porque la tarde noche prometía, pero cuando estaba en recepción el hombre de allí me informó como pudo que a las diez cerraba el hotel y yo le decía en inglés que tenía que salir, que había quedado, como no nos entendíamos fue y llamó a la mujer del otro hotel, que tras venir en bicicleta, convenció al hombre para que me dejara hasta las doce. ¿Dónde se ha visto que un hotel cierre a las diez de la noche? Japón. Con la bicicleta llegué de nuevo al barrio de Gion, donde me tomé una cerveza en uno de los bares más caros de la ciudad. Las vistas eran increíbles por un lado edificios iluminados con poca luz llenos de farolillos, el río Kamo enfrente, el bar lleno de velas, una noche mágica bajo el cielo de Kyoto. Era todo como estar en una película de esas que tantas veces has visto en la tele, la noche me dió paso a la imaginación. Lo que no sabía es que tuve que pagar las vistas, la cerveza costaba unos 1000 yenes, cuando pagué me dijo la japonesa que eran otros 1000 yenes por las vistas, que fuerte como me la metieron, en fin una noche es una noche. Tras la clavada tocaba cenar, cuando cruzaba el río y en una de las esquinas, vi a un hombre que tocaba una música con un ritmo increíble, pero sin instrumentos sólo con cubos, cacerolas, tapaderas...Increíble. Después de la música, fui a comer a un restaurante que había cerca de la esquina, en el cual te ponían una comida especial consistente en una especie de pizza calzone llena de cosas: camarones, algas, huevos...tenía un sabor especial y estaba muy buena, se llamaba Issen-Yosyoku. Bueno tras la cena y el últimmo paseo nocturno por Kyoto llegué al hotel poniendo punto y final a mi estancia en Kyoto. Esta ciudad es muy distinta a Tokyo, aquí vivirás, conocerás, comerás... La historia del auténtico Japón, en esta ciudad historia y tecnología van de la mano. Me encantó esta ciudad y probar al Japón auténtico.

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